jueves, 30 de junio de 2011

Summertime Urban



La ciudad está que arde, treinta grados y subiendo, se oyen cohetes cada noche de domingo, los niños no tienen cole... ¡ya es verano!
Y aunque para algunos las vacaciones aún están lejos podemos confundirnos entre los turistas (ultimamente mucho estadounidense) e ir haciendo pequeños simulacros los fines de semana.

De momento empezamos por elegir un buen hotel y ya que estamos ¿por qué no acercarnos a uno de los más modernos y glamurosos? Ese es el Urban, un cinco estrellas gran lujo en la carrera de San Jerónimo a un pasito de la Puerta del Sol.

No es necesario que nos quedemos a dormir, basta con subir a la terraza y con un poquito de suerte acomodarnos en una mesita para adivinar tranquilamente a que edificio corresponden las torres que asoman entre las varias azoteas de las que disfrutan unos cuantos afortunados.
Ahí las bronceadas del antiguo banco de crédito; el reloj rojo de Gran Vía; al otro lado la del Círculo de Bellas Artes... Y vigilantes como siempre también podemos ver a los contemplativos aurigas del BBVA de la calle Alcalá que tampoco se han ido de vacaciones.
Mientras, la pareja de al lado discute con acento del sur sobre la situación de cada uno de ellos, piensan que la torre adornada se corresponde más o menos con Callao y me tengo que morder la lengua para no sacarles de dudas.
Entonces se acerca el camarero con mi refrescante mojito de sandía... 15 eurazos nada más y nada menos pero si en cualquier otra ciudad me los hubiera gastado sin pensar solo porque la guía me lo recomendaba ¿por qué no hacerlo en la mía?
Pues eso, el combinado de siempre pero con trozos de lima, zumo de la fruta reina del verano y bien cargadito de hierbabuena como a mi me gusta.
Si os va más el rey del verano, o sea el pepino, lo encontrareis en un gintonic acompañado de bolitas de pimienta negra. (La Merkel no sabe lo que se pierde)
¿Pincho? No, aperitivillo, pero diferente: chips de manzana, platano, fresas... no supe distinguir el resto.

domingo, 19 de junio de 2011

Qué leemos

Después de ver tanto pijama de rayas y chicas góticas con bidones de gasolina creía que esta sección traería varios párrafos de los actuales best seller: La caída de los gigantes, El tiempo entre costuras... pero que va, me estoy encontrando con cosas raritas. El último hallazgo "Problemas de la Poética de Dostoievsky" de Mijaíl M.Bajtín. Lo leía un hombre cercano a los cincuenta.

"Es pertinente subrayar aquí que el pathos principal en toda la obra de Dostoievsky, tanto en la forma como en el contenido, es la lucha contra la cosificación del hombre, de las relaciones humanas y de todos los valores humanos en las condiciones del capitalismo. Dostoievsky no entendía verdaderamente y con plena claridad las profundas raíces económicas de la cosificación, y hasta donde sabemos, jamás usó el término, pero este expresa mejor que ningún otro el sentido de su lucha por el hombre"


Un ensayo sobre la obra de Dostoievsky que pinta bastante... pesado. Además antes de leerlo mejor sería empezar por algo del propio Dostoievsky, vamos digo yo. ¿Alguna sugerencia?

jueves, 16 de junio de 2011

♪ Me estoy volviendo loco, poco a poco, poco a poco...♪


Hace unos tres meses me compré una "mountanbike" y con ella estoy descubriendo nuevos lugares de la ciudad.
Muchos pensareis que Madrid no está hecha para andar en bici, yo misma lo pensaba.
En mi caso y en mi casa las bicicletas siempre han sido para el verano y por ende para el pueblo. (Excepto para el ciclista de la familia claro).
Podría decir por tanto que estoy de estreno doble, y el nuevo Madrid Río ha tenido mucho que ver en ello. Es perfecto para enlazar con otros carriles más interesantes, ya que éste es más bien de paseo; es compartido con peatones y no se puede sobrepasar los 6km/h.

-El domingo me voy al Garabitas ¿te suena?-.
Mi padre, ciclista de vocación y devoción me mira con sonrisa burlona y me dice "Claro, ese lo he subido en carrera... ¡eso no es na!"
Ya. "Ná" para alguien que lleva más de cuarenta años dándole a los pedales y tiene más kilómetros acumulados en sus piernas que los que distan de aquí a la Luna.
Pero bueno, con esas palabras me había arrojado el guante, ahora había que subirlo si o si y de paso demostrar que de casta le viene al galgo. Así que el domingo me puse mi cullote almohadillado, llené el bidón con agua fresca y me preparé para coronar el cerro más alto de la Casa de Campo.

La ruta no tiene pérdida. Por la entrada del Puente del Rey simplemente hay que seguir hasta el lago y bordearlo por abajo. Una vez pasado se sigue recto por la pista asfaltada, dejamos el campo de fútbol a la izquierda y llegamos a una bifurcación tomando el camino izquierdo también asfaltado.
Aquí es donde viene lo bueno...
Empiezas pensando que la cosa va bien, plato grande, piñón medio... se puede aguantar. Pero entonces, 500m más adelante empiezan a pesarte las piernas, empieza a caerte el sudor por la frente, el casco te molesta, quieres llenar los pulmones pero por más que inspiras el oxigeno no te llega, miras hacia adelante, no parece que el fin este cerca. Las flacas (como se les llama a las de carretera en el argot ciclista) te pasan a toda velocidad, como si llevaran alas (las demás también) y en tu cabeza empiezas a oír "no puedo, no puedo, no puedo".
Pero entonces pienso "¡tengo que contarle a mi padre que lo he conseguido!", bajo el plato, miro al suelo con mis gafas de sol con las que veo la vie en rose y grito para dentro "SI PUEDO, SI PUEDO, SI PUEDO". Se acerca el final y me levanto agotando todas mis fuerzas para por fin acabar en alto.
Dos kilómetros y medio de subida con un desnivel del 3,4%. Para los veteranos una tontería, para mi un Tourmalet. (Estoy por hacer una pintada con mi nombre en el suelo para la próxima)
Una vez arriba me siento increiblemente bien, orgullosa de mi misma y sobre todo curada, sana, feliz, YO otra vez.


Después quedaba lo mejor ¡la bajada! Sensación de libertad, de nada importa más que la velocidad a la que voy, el viento que me da en la cara y la satisfacción de haber logrado un reto.
Definitivamente en Madrid también se puede disfrutar con las bicicletas.

Si queréis leer algo más sobre mis hazañas por los carriles bici visitar la revista digital "La Gatera de la Villa", en los próximos días saldrá un nuevo número donde hago una colaboración con título "Las bicicletas son para el verano". Aunque ya podeis ver el adelanto en fotomadrid.
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