jueves, 29 de marzo de 2012

Un cuento

Érase una vez una chica casi transparente que vivía en una casita muy pequeña, en el Paseo Verde, a las afueras de la Villa de los Gatos. Tan pequeña era la casita que al tumbarse para dormir se le salían los pies por la ventana. Por eso iba con gusto a la Casa de Aprendizaje. Se llamaba Ele.
Al otro lado del Paseo vivía un chico casi gigante, en una torre tan alta que cuando miraba por la ventana podía ver las Montañas nevadas. Por eso iba a disgusto a la Casa de Aprendizaje. Se llamaba Ka.
En ella se cruzaron sus caminos.
Ka quedó hipnotizado por los alegres ojillos de Ele. Ele se rindió ante la traviesa sonrisa de Ka.
El día que llegó la primavera Ka se atrevió a decir a Ele lo que hacía tiempo ella estaba deseando escuchar "Quiero pasar más tiempo contigo".
Como todos los enarmorados grabaron un corazón con sus nombres en un árbol recóndito del parque olvidado donde pasaban las tardes esperando la aparición del gran cometa Hale-Boop.
Los días en que no había clase se acercaban al centro de la villa para perderse entre las calles del silencio, esconderse en el bosque retirado o  besarse frente a la casa del sombrero.
Así transcurieron largos años de pocas monedas pero muchas risas.
Buscaron un palacio pequeño en el centro del Paseo Verde pero les fue imposible encontrar uno que no tuviese grilletes. Así que decidieron alquilar un nido con dos balcones junto al río.
Tal día como hoy, muy bien acompañados y con un inmeso sol, regalo del abuelo, se prometieron la luna.
Lo celebraron con un paseo por la Plaza de la villa y suculentos manjares en A'casiña de campo.
A menudo suben al cielo en busca de una estrella entorno a la que gire su vida. Y serán felices y comerán perdices.


lunes, 12 de marzo de 2012

Humor absurdo

Día 15
11.00. Regreso a casa en el Metro. Durante el trayecto voy mirando a las chicas que suben y bajan. Elegir una entre tantas no resulta fácil, porque ello implica renunciar a las demás y mis preferencias están muy repartidas.
13.00. Decido dedicar la tarde a estudiar el tema.
15.00. A efectos metodológicos, decido agrupar las dificultades en tres grupos o apartados: a) dificultades biológicas, b) dificultades psicológicas, c) dificultades prácticas. Todas se me antojan insalvables.
...

Pasta blanda, 143 páginas, de fácil lectura y divertidísimo. Ideal para llevar junto al taper y leerlo mientras esperas el autobús.
"Sin noticias de Gurb" de Eduardo Mendoza.
Es el diario de un extraterrestre en Barcelona que ha perdido a su ayudante y lo busca por la ciudad adoptando la forma de diferentes personajes mientras intenta integrarse y comprender el comportamiento humano.
No lo he acabado todavía pero me atrevo a recomendarlo sobre todo a aquellos que os riáis con Faemino y Cansado,  El jovencito Frankestein,   los celebrities de Muchachada Nui... Los que sois incapaces de tener una conversación seria con otra persona sin hacer algún juego de palabras  o chiste a cada frase como el seguidor que me lo prestó y demás compañeros de trabajo a los que les dedico esta entrada por lo mucho que me río con ellos a la hora de la comida con este tipo de humor. Aunque parecca mentira los lunes también pueden tener algo bueno...

domingo, 4 de marzo de 2012

Compartiendo ilusiones


Por fin llegó el día.
Esme y Ali vinieron a Madrid para pasar una mañana de sábado las tres juntas. Como hace mucho tiempo, en aquel lugar de la Mancha de cuyo nombre no voy a olvidarme donde pasábamos divertidos veranos con sabor a polo de naranja.
Subíamos a los olivos, jugábamos al escondite entre los trigales verdes, cocinábamos sopa de barro en cacerolitas de metal, hacíamos agua de rosas y hierbabuena para perfumarnos y nos contábamos secretos bajo las moreras de las escuelas, muy cerquita de la casa de la higuera.
Por supuesto nos recorríamos la aldea con nuestras BH's rojas mientras los chavales hacían caballitos con sus bicis para impresionarnos. Y nos bailábamos alguna que otra pieza en las fiestas del pueblo, sobre todo ese pasodoble de "Islas Canarias, islas canarias..."

Por eso no se quien estaba más ilusionada, si yo porque venían o Esme porque venía a cumplir una de sus ilusiones.
Es la última de las tres que se casa. Y a diferencia de la mayoría de las novias ella no tiene especial ilusión por su vestido blanco si no por sus zapatos de novia ¡unos manolos!
No, no es una pija acomodada, ni una niña mimada, ni una caprichosa superficial. Es una maestra pedagoga que se ha pasado media vida estudiando y opositando para poder salir de aquella aldea y conseguir plaza en un colegio donde disfrutar de su trabajo enseñando a niños con problemas. Se disfraza de Bob Esponja si es necesario solo para sacarles una sonrisa o algunas palabras a pequeños que necesitan mucha ayuda para afrontar la vida.
Hace tres años se compró una hucha que empezó a llenar primero con monedillas, después con monedas, billetitos y algún que otro billetazo para, llegado el día,  darse el gustazo de comprarse unos maravillosos zapatos de Manolo Blahnik. El diseñador español (de las Islas Canarias) que ha revolucionado a las neoyorkinas y a todo el mundo con sus espectaculares diseños de taconazos imposibles, casi obras de arte porque solo mirarlos ya te deslumbran.
Ese día llegó. Cogió el abrelatas, contó el monto, lo metió al bolso, cambió las manoletinas por unos tacones y subió al Ave rumbo a su ilusión.



Atravesamos el portalón 58 de la calle Serrano y ahí estaba el escaparate donde unas chicas alucinaban con los susodichos mientras se hacían la foto de rigor para llevárselos aunque fuese en la cámara.
Nosotras, después de hacer lo mismo, entramos tímidamente.... (la falta de costumbre).
Había mil modelos, de mil colores, a cuál más bonito.... y más caro...
Una italiana acompañada de marido e hija intentaba decidirse por uno de los cinco pares que se estaba probando y de golpe y porrazo se nos quitó la vergüenza, total, nosotras también íbamos a comprar, también teníamos derecho a probar los que quisiéramos, bueno, Esme. Ali y yo solo le elegíamos los que más nos gustaban para verlos puestos aunque fuese en sus pies pues era ella la protagonista.



Y finalmente se decidió por unos rojos que ya colgaré cuando los estrene con su sencillo vestido blanco pues dentro de la tienda están totalmente prohibidas las fotos.
He de decir que los chicos de la tienda fueron muy agradables y en ningún momento nos hicieron sentir incómodas a pesar de nuestro complejo de cenicientas así que si alguna no se conforma con ver solo los del escaparate que entre que no se comen a nadie.

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