miércoles, 13 de julio de 2011

Gatos cansados


Se acerca Agosto y de todos es sabido que en ese mes los gatos dejan la ciudad medio desierta para ir a comerse las sardinas a la orillita del mar.

Se podría pensar que con la que está cayendo es mejor quedarse y explotar al máximo ese minipiso que te está costando un ojo y parte del otro pero los gatos viajeros necesitamos huir para quitar de la cabeza malas ideas y olvidar durante un tiempo esas absurdas preocupaciones de la rutina diaria.
Así que a golpe de ratón me he encontrado con la promoción Vuela Vuela de Destinia que es casi casi un dos por uno ya que al reservar un hotel en la playa te regala vuelos gratis para volver a hacer otra escapada en el veranillo de San Miguel. Y, si no, siempre podéis buscar vuelos baratos.
¡Qué ganas de salir volando!

sábado, 9 de julio de 2011

Qué leemos

Esta vez voy en el tren sumida en mi propio libro.
El título "Por quién doblan las campanas", premio nobel de literatura de sobra conocido pero seguramente menos leido de lo que imagino.
En la contraportada un escritor lo define como "La novela que le dio a a Hemingway lo mejor y lo peor que puede recibir alguien con mentalidad de atleta:un triunfo insuperable ".
A mi me está costando bastante leerlo, se me hace algo lento y no me acaba de enganchar como para volver a cogerlo con ganas al día siguiente. Sin embargo, es uno de mis libros con más páginas dobladas. Aunque a algunos les parecca un crimen a mi me gusta señalar esas páginas donde encuentro alguna frase que me llama la atención por lo que significa o por como está escrita. Me gustó mucho el siguiente párrafo porque nos hace oler lo descrito.

"Respiraba el olor de las ramas de pino bajo su cuerpo, de las agujas de pino aplastadas y el olor más vivo de la resina que rezumaba de las ramas cortadas. Y pensó: «Pilar y el olor de la muerte. A mí, el olor que me agrada es éste. Este y el del trébol recién cortado y el de la salvia con las hojas aplastadas por mi caballo cuando cabalga detrás del ganado, y el olor del humo de la leña y de las hojas que se queman en el otoño. Ese olor, el de las humaredas que se levantan de los montones de hojas alineados a lo largo de las calles de Missoula, en el otoño, debe ser el olor de la nostalgia. ¿Cuál es el que tú prefieres? ¿El de las hierbas tiernas con que los indios tejen sus cestos? ¿El del cuero ahumado? ¿El olor de la tierra en primavera, después de un chubasco? El del mar que se percibe cuando caminas entre los tojos en Galicia? ¿O el del viento que sopla de tierra al acercarse a Cuba en medio de la noche? Ese olor es el de los cactus en flor, el de las mimosas y el de las algas. ¿O preferirías el del tocino, friéndose para el desayuno, por las mañanas, cuando estás hambriento? ¿O el del café? ¿O el de una manzana Jonathan, cuando hincas los dientes en ella? ¿O el de la sidra en el trapiche? ¿O el del pan sacado del horno?"
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