lunes, 28 de junio de 2010

Moras

Entre el faraónico Templo de Debod y la turística Plaza de España hay un pequeño parquecito con una estatua dedicada al pueblo del dos de Mayo y un cuadrado de arena donde los jubilados juegan a la petanca ajenos al bullicio de los coches que pasan cerca y que aquí ni se nota.


Me siento en uno de los bancos y les observo lanzar las bolas. Todos muy concentrados y ella entre los diez como uno más. Me recuerda a mi tocalla, una amiga del cole a la que algunos llamaban marimacho porque en el recreo prefería el fútbol a las alturitas, aunque luego todos la querían en su equipo.
¿Cuántas burlas habrá aguantado esta señora por jugar entre tanto hombre? Quizá no sea para tanto y en realidad fue bienvenida desde el primer momento (será mejor no entrar en el debate de miembros y miembras...)


Este parquecillo me guarda además otra sorpresa. Cuatro moreras, primas hermanas de la higuera del año pasado.
Algunas moras ya se han puesto carmín para verse apetitosas.

Quién diría que estas estampas pertenecen al mismísimo centro de Madrid.

domingo, 20 de junio de 2010

Pas de bourré, uno...

El jueves pasado salí de caza y cuando ya tenía varios bocetos de posibles historias en la cámara, se me ocurrió asomarme a una calle en busca de una tienda que recordé, pero me topé con un local polvoriento y vacío con la típica esquela de "se vende".
Para mi sorpresa, justo al lado, había otro local lleno de ilusión para toda niña grande que alguna vez se ha soñado en posición de arabesco vistendo maillot pastel, dulce tutú de tul y zapatillas con cintas de raso anudadas al tobillo.
El Teatro Real se miraba en su escaparate.
Esta vez si que me atreví a entrar y preguntar si me dejaban hacer fotos. Las amables dependientas me comentaron que llevaban allí hacía siete años, y que era la única tienda de Madrid dedicada exclusivamente a vestuario de danza clásica con diseños propios. Todos maravillosos y dignos de los mejores bailarines como los que aparecen en las fotografías que le dan a este rincón un toque aún más romántico del que ya de por sí tiene.

Por desgracia hace ya veinte años que se me pasó más que el arroz para intentar ser bailarina principal del ballet imperial ruso. Como mucho puedo imitar el moño, tararear el "Para Elisa", y dar algunos pasos al estilo de muñequita de caja de música para sacar una carcajada al que esté cerca.
O vivir el sueño viendo por milésima vez una de mis películas favoritas, Billy Elliot ¡Quiero bailar!
Un emotivo drama de toques cómicos con un inglesito encantador que te contagia su entusiasmo por el baile y su lucha a golpe de punta y talón para conseguir una oportunidad de su "prejuicioso" padre y convertirse en uno de los cisnes del lago.
Además, su buenísima banda sonora, con grupos británicos de los setenta y ochenta, te hace saltar del sofá más de una vez o al menos seguir el ritmo con el pie. ¡I love to boogie!

Por cierto, la tienda tiene por nombre el de un gran bailarín español, Angel Corella.

martes, 8 de junio de 2010

Historia para un balcón.


Lo supo a los trece, cuando todas las niñas del cole suspiraban por un guiño del guaperas de la clase.
Lo mantuvo en secreto desde entonces, era tan difícil de contar como terrible de asimilar.
Desiré se coló en su vida casi sin darse cuenta. Tenían una complicidad tal que casi rozaba la telepatía.
Sabía de memoria el número de estrellas que salpicaban su cara y cometió el error de desear explorar cada una de las lunas que llenaban su cuerpo.
"Se la reina de mi jardín de rosas" le dijo cuando acabó esa canción del grupo que adoraban y por el que estaban en el concierto.
Y la respuesta de Desiré (aunque de más la sabía) forzó la caja y mató su frágil esperanza:
"Lola, te quiero, pero no puedo darte más de lo que ya te he dado. Has conseguido desnudar mi alma como nunca lo hizo nadie, pero no puedo dejar que desnudes también mi cuerpo. Yo no soy lesbiana. Busca a alguien que merezca tu jardín".
Lola se fué rota aunque aliviada.
Desiré quedó paralizada entre la multitud, entera por fuera, echa añicos por dentro. Las lágrimas corrían caudalosas por sus mejillas mientras Duncan Dhu tocaba ahora Palabras sin nombre.


¿Quien será la reina de éste jardín-balcón de Chueca?¿O será rey?


Safe Creative #1006116569331
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...