domingo, 19 de abril de 2009

Chica nueva en la ciudad

Daphne contaba ciento veintisiete años cuando llegó a Madrid. Pero su aspecto no hacía suponer que tuviera más de treinta y uno. Alta, pálida, casi transparente, con unos ojos grandes y prácticamente amarillos, era una belleza felina que dificilmente dejaba indiferente a nadie, ya fuera hombre o mujer. Por supuesto siempre llevaba gafas de sol, a parte de que el gran astro la cegaba no le gustaba que la gente mirase a través de sus ojos aunque no tuviera alma que pudieran ver.
Estuvo varios días buscando por la ciudad un lugar adecuado donde instalarse. Debía ser tranquilo pero cercano a una zona de trasiego, alto para poder salir volando cuando lo desease y lo suficientemente melancólico como para no echar de menos su querido Budapest de donde venía en busca de sangre más caliente.
El precio del alquiler no era problema, contaba con un buen fondo de euros gracias a la generosidad de los varios amantes y admiradores que tenía repartidos por toda Europa.
Lo encontró en una calle paralela a la Gran Vía, por donde, a todas horas, pasaban suculentos manjares de todo tipo, y junto a Montera, donde abundaban prostitutas y mendigos que nadie iba a echar de menos si desaparecían.
Un alto torreón, elegante y con un jardín bien cuidado pero que por suerte carecía de rosales, ideal para sentarse al atardecer y continuar escribiendo su diario.
Un edificio construido en el 1920 por el arquitecto Luis Bellido y González llamado casa dos Portugueses



Desde allí observaba cada noche a un chico misterioso que siempre a la misma hora entraba al Hotel de las Letras situado justo enfrente. Con sus ojos gatunos podía verlo en su habitación, el torso desnudo, moreno y no demasiado musculado. Pero lo que más le llamaba la atención eran sus ojos oscuros, que la hipnotizaban de tal forma que su sed de sangre se transformaba en deseo, lujuria, obsesión. Algo preocupante puesto que a pesar de que habían pasado más de mil hombres y no pocas mujeres por su cama jamás había sentido nada parecido por ninguno de ellos.
Solo hacía unos meses de aquello y esa noche ambos se miraban en el jardín intentando adivinarse los pensamientos. Daphne estaba dispuesta a hacerle su compañero para siempre, había resistido la tentación de beber su sangre varias veces y hoy era el día en el que lo iba a hacer pero aún no estaba segura de si debía proponérselo o directamente convertirlo en un no-muerto.
Definitivamente no se lo contaría, le abrazó, preparó sus colmillos, pero justo cuando iba a morderle sintió una fuerte punzada en el corazón que le dejó sin aliento. Dio un paso atrás y solo pudo ver como su amado caro empuñaba una fina daga que se aproximaba veloz hacia su garganta.
La cabeza rodó junto a las románticas velas extendidas por el suelo que la consumieron en pocos segundos al igual que al cuerpo que cayó inerte sobre el fuego. El viento esparció las cenizas.
El chico de ojos oscuros había cumplido su cometido, Madrid volvía a estar limpia de vampiros.


Días más tarde, cuando el dueño de la casa salió a la terraza para regar las plantas vio el diario de tapas brillantes sobre la mesa y se sentó a hojearlo. "Vaya, otra joven interesada en los cuentos sobre vampiros, si me hubiera dejado su nueva dirección podría habérselo enviado".






10 comentarios:

Criis dijo...

Ohhh
que historia mmmaaaaaaaaaas bonita!! aunque es un poco trágica para la pobre vampira...
Bueno, como estoy ahora con la vena vampirica me encanta esto!
un besooo

Flores SC dijo...

Ya he comprado ajos y mas ajos, por supuesto de las pedroñeras.
Que bonito escribes...

Laura dijo...

Y lo bueno que está el ajo? sobre todo acompañado de unas gambitas.
Gracias a los dos ;-)

ana dijo...

hola guapa escritora que bonita historia pero triste para dapne,aunque ya habia disfrutado bastante con tanta gente que pasó por su cama,con lo que cuesta conquistar uno como para conquistar a cientos.muxos besos guapa

Finn dijo...

Hola Laura, te felicito por tu blog, todos pecamos de no valorar ni conocer lo que tenemos más cerca.

Y a mí, Madrid me pilla a medio camino...

laurentina615.blogspot..com

Finn

Finn dijo...

Hola Laura, te felicito por tu blog, todos pecamos de no valorar ni conocer lo que tenemos más cerca.

Y a mí, Madrid me pilla a medio camino...

laurentina615.blogspot.com

Finn

Laura dijo...

Gracias Finn, cuando te decidas a venir no dudes en preguntar.
Un saludo.

Chema dijo...

Muy buena la historia, y final... ¿triste?... no sé quizás sea bueno que acabe así :)

Sigue con estas historias que humanizan los sentimientos sobrenaturales ;)

Sagra dijo...

Como siempre tan bonito Laurita

Sagra dijo...

Como siempre muy currao y que bien escribes Laurita

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