domingo, 29 de abril de 2012

Pequeños placeres

La otra noche salimos a hacer unas fotos al matadero iluminado desde el otro lado del río y decidimos volver dando un paseo por la orilla.
Estaba prácticamente desierto, solo nos cruzamos con una pareja de mediana edad, un ciclista que volvía seguramente de la casa de campo y una persona que paseaba su perro con una luz parpadeante al cuello.
Allí estaba también ella, sola, parada y llamándome a gritos. Desde la primera vez que la ví quería hacerlo, envidiaba a las chicos que reían alegres cuando jugaban con ella y yo no lo hacía por vergüenza, soy demasiado mayor....
Pero era de noche y no me iba a ver casi nadie.
- ¡Esta es la mía!  Hoy no me quedo con las ganas. Cariño sujétame la cámara, ¡por fin  voy a tirarme por la tirolina!
Que maravilla, disfruté como una niña.
Y es que Madrid Río tiene un montón de artilugios  para los peques que muchos niños grandes echamos de menos, entre ellos las divertidas tirolinas.

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